22.4.11

VARGAS LLOSA Y LA GUERRA ARGENTINA DEL FIN DEL MUNDO

Varguitas con un clic a su imagen por fin habla en Buenos Aires.



No pasó nada. Al mejor estilo del tremendismo nacional y popular, un tanto itálico, todo había comenzado por un lamentable libelo pergeñado en la Biblioteca Nacional, protestando por su elección para abrir la Feria del Libro, se dijeron de todo de entrecasa, la Tía Cristina operó en segundo término para poner orden entre los díscolos y el autor de La ciudad y los perros al final llegó lo más bien y durante casi dos horas subyugó a presentes y televidentes porque no es un orador, es un conversador afable, entretenido, amén de inteligente y talentoso. El fantasma temido del liberalismo quedó para los quintacolumnas que tiene el peronismo en su seno y la única falta de señorío que se le puede achacar al nacido en Arequipa, último Premio Nobel de Literatura, es no haberles agradecido a los papanatas la gratuita campaña publicitaria que montaron con expectativas que no se cumplieron y que sí en cambio aprovecharon para mandarse varias de las suyas. Una diputada venenosa, ex comunista y ahora cristinista desde la primera hora en que empezó a ser cristinista, dijo muy suelta de cuerpo que de Varguitas llevaba leído Las venas abiertas de América Latina, el escudero de Lilita Carrió le adjudicó la autoría de Cien años de soledad y un lamentable ministro que habita en la Rosada lo acusó de no saber nada de política, de ser un fracaso de político porque la única vez que se postuló en las urnas salió cuarto, un descubrimiento que ni siquiera advirtieron los propios peruanos, ya que fue a ballotage con el ahora encanado Fujimori.



Lo que no le perdonan es lo que opina sobre el peronismo y la dinastía Kirchner. El relamido liberalismo del que hace gala es chirle, utópico, no jode a nadie. Es figurita repetida. En cambio, en un país donde más de un referente ahora en el gobierno ha dormido casi todas las noches en las diferentes camas de la política carecen de la honestidad intelectual de un nombre que sólo por su rigor intelectual no tiene empachos en reconocer su paso por el Partido Comunista de su país, que tuvo figuras rectoras como José Carlos Mariátegui, y acusar a los vahos de París el haber adherido al romancismo avasallador de la Revolución Cubana, junto a una pléyade de jovencitos, particularmente sudacas. Acá sus detractores se olvidaron de esta adhesión de Varguitas durante tantos años a La Habana y lo que la inclemente e hispánica clase dominante de su país le hizo pagar por semejante desplantes. Jamás usufructuó del turismo socialista como acá siguen haciendo muchos, después cantando que combaten al capital y apañan a un gobierno que está aliado a una CGT patronal y sojuzga sin vergüenza a los jubilados. La falta de memoria y la lavativa del pasado es más que preocupante. Ningún peronista delivery se quiso acordar que desde 1930, con La Hora de la Espada, hasta 1955, con la llegada de la Libertadura, el director de la Biblioteca Nacional fue Hugo Martínez Zuviría, un glorioso best seller que ya quisiera hoy más de uno, más conocido con el nome-de-plume de Hugo Wast, un facho de aquellos, pescado in fraganti colaborando con un agente nazi. Durante su gestión, un funcionario menor que se estaba empezando a quedar ciego y que no ocultaba las urticarias y algo más que le producía el matrimonio entonces gobernante, en un acto despótico y ninguneador, típico de los desclasados, para calificarlo de algo, fue removido de la función pública al cargo de inspector de mercados de ave de corral y otros productos.


La llegada de los almirante Rojas & Co. al poder lo reivindicaron al lugar original, pero como director de la Biblioteca Nacional. Obviamente se está hablando de Jorge Luis Borges, al que Vargas Llosa no se cansa de rendirle pleitesía y ha dicho que se siente usurpando un premio que era de él y que todo indica que no alcanza con ser liberal de derecha para ser segregado. Justamente del puesto ocupado durante un cuarto de siglo por el fachista Wast y luego durante casi dos década por el derechista reaccionario Borges, porque no hay razón para andar con medias tintas porque no se trata de méritos literarios en juego, fue donde un académico de la UBA de prestigio catapultó la desgraciada carta tirándole el trancazo a Varguitas por extranjero y liberal. La Tía Cristina le metió un coscorrón y le hizo cantar la palinodia. Si es que se arrepintió en serio y no fue la escenificación de una opereta de cuarta, lo tendría que haber hecho y junto con el nuevo TXT acompañar su renuncia indeclinable. Porque la carta, amén del prestigio del firmante, tuvo difusión y enjundia política por el cargo que ocupaba, no por otra cosa, amén del desatino de pedirle a una entidad civil como la Cámara Argentina del Libro que le retire la invitación al otro Premio Nobel sudamericano después de García Márquez, autor como sabe cualquier parlamentario argentino de Conversación en la catedral.


Marito no dijo nada que no se supiera. No alteró nada, lamentablemente, del quilombo imperante. Reivindicó el derecho a decir lo que le plazca dentro de límites aceptados por todo bien nacido. Se le puede achacar, a tamaña lucidez, que tiene una grosera confusión entre Buenos Aires y el resto del gallinero, llamando genérica y equívocamente Argentina a ese conglomerado. Lo que él añora de cuando fuimos la octava potencia del mundo gracias al trigo y los bifes de cuadril era un feudo abominable, la Patria Estancia, con los Güiraldes del Don Segundo Sombra tirando manteca al techo en París y El Mudo cantando en Hollywood y los comités de Barceló y Ruggerito en Arvellaneda. Todavía queda más que un rémora. Claro, antes que la Revolución Bolchevique se hizo la Reforma Universitaria en Córdoba, los chicos iban a la escuela hasta en burro y ahora los burros dan conferencias de prensa en base a cuanto furcio se les cruza, pero es evidente que tiene una imagen idealizada por lo que él considera que es una deuda de su pasado hacia el país que culturalmente le dio tanto. En más de un momento dan ganas de creerle, sobre todo que no era solamente en Buenos Aires y que no había mensú, ni patagonias rebeldes, ni ley de residencia para bolches y anarcos, conventillos y ollas populares.


Vargas Llosa se sigue clavando puñales al preguntarse en qué momento, cómo fue, qué pasó para que se abandonara ese camino que de todas maneras indicaba que era hacia un porvenir tan venturoso y nos fuéramos a la D sin estaciones intermedias. Lo mismo, reencuadrando los parámetros, se pregunta con mayor laceración por su Perú. En los relumbrantes '60, cuando sobre todo los jóvenes emigraban en masa hacia la izquierda, Borges se afilió al Partido Conservador. Se le fueron al humo y le preguntaron el por qué de semejante desvarío. Dentro de su total oscuridad y remarcada tartamudez, respondió: "Es de caballeros defender las causas perdidas".


Mario Vargas Llosa vino, siguió ejerciendo con rigor el don de la lucidez, nos deleitó con una inédita cualidad de conversador que en más de un momento hizo recordar a su idolatrado Borges, quien junto con su pata Bioy Casares cultivaban el arte de la conversación, algo no muy frecuente, y no sucedió ningún cataclismo.


Todo lo contrario. El panorama político es tan pavoroso que dan ganas de llorar y afeitarse con las lágrimas, como alguna vez preconizara Cortázar.




11.4.11

LA FEDERAL A LA HOGUERA

En medio de todo tipo de espasmos, confusiones, atoche del tránsito, lanzamiento de candidatos para cualquier cosa, elecciones de todo tipo, como para no votar hasta el siglo XXII y la Tía Cris meneándose en pantalla no menos de dos veces por día, regocijándose del veranito de San Juan económico y cómo le crecen las encuestas de popularidad, la ministra Nilda Garré se despachó sin previo aviso quitándole los adicionales a la Federal y como si fuera poco, cuando todavía no se habían acabado los gimoteos del macrismo y los 33 hospitales capitalinos entraban en huelga, la coronó poniendo por primera vez a la luz del sol, desde tan altos estamentos oficiales, el asunto que genealmente se llama de cajas, como son la cotización de las diferentes comisarías, dadas las disímiles recaudaciones extras que vienen extorsiones varias, etc., lo vulgarmente conocido y comúnmente dicho en voz media baja. Curiosamente en el índice de rubros sacados a la luz nadie, de ningún pelaje, sacó a la luz el juego clandestino y los abortos. Con una ética que lo dice todo, como réplica casi a coro, desde la desperdigada oposición le recordaron hasta el pseudónimo que usaba en su época de guerrillera, pero sobre todo, con gran habilidad digna de mejores fines, le dieron vuelta la media y le recordaron que aclarara a quién realmente había denunciado, desde el momento que hace siete años que la Policía Federal está bajo la férula kirchnerista, muy particularmente del doctor Aníbal Fernández. Ahí un recule discreto, el primero en aclarar que esta última que está en acción no tenía nada que ver, que eso era antes, y después hasta La Nación se hizo eco de la Radio Pasillo de la Rosada en cuanto al presunto desagrado de la Tía Cris por la que no había sido más que una inoportuna salida de madre de otro díscolo. Como habitantes de dos países extranjeros entre sí y para sí, se machaca hasta el cansancio a quién le corresponde la seguridad en la vieja Santa María del Buen Ayre, si a la nación o a la ciudad, otra vez que le traspasen la Federal a Macri, que el viejo municipio tiene policía propia (aunque no sirva ni para tocar pito, a decir verdad), dejando como resabio un espectáculo tan triste como degradante. El matrimonio mal avenido se tironea, se reprocha, pide la devolución de los regalos de cuando eran novios y recurren a los leguleyo cuando todavía andan por ahí, envejeciéndose, unas órdenes judiciales en torno al desalojo de ocupaciones a las que nadie le da bola.

Los políticos parecen haber instalado su propia república y con el peronismo mientras queden limosnas para repartir no hay mayores preocupaciones. El problema es que a todo esto el tiempo no deja de pasar, las bonanzas se acaban y tras que éramos pocos, Hebe de Bonafini se despachó otra vez para el bronce como nunca: "Nuestros hijos viven en Amado Budou y Felisa Micelli", dijo en referencia al actual ministro de Economía, ex afiliado a la Ucedé y rescatado de las garras del neoliberalismo por ese varón cabal como es Luis Barrionuevo, que lo ganó para la causa nacional y popular, mientras que la otra supo estar en el mismo lugar hasta que de casualidad le encontraron una bolsa con un fangote de guita en su baño privado y un juicio oral la está esperando.

Acerca de colgarle el rótulo de sainete no hay mayores dudas. Lo peor de todo es que encima es malo.

2.4.11

TODO ES BUENO PARA UN CONVENTO, DECIA EL CURA

DE LOS QUE SOMOS NO FALTA NADIE

Lo que resulta más perturbador es que tal como están no necesitan enemigos. Se las arreglan solos. Y no es la primera vez. Este nuevo veranito de San Juan económico para la clase media se asienta en la venta de autos, electrodomésticos., celulares, tevé plana y viajes al exterior. La Capital Federal está sumida en un quilombo magnánimo, pero es territorio del PRO y no hay que andarse preocupando por minucias. Como tampoco las órdenes de los jueces, ordenando desalojos y limpiar las vías de circulación para que salgan tres diarios. ¿Propiedad privada, libertad de expresión o de información? Libertad sindical que incluye la huelga de brazos caídos de la policía.

Los cinco millones de turistas del último verano, los que se quedaron con ganas y volvieron a abarrotar la costa con dos feriados largos borran cualquier especulación, sobre todo con una oposición que si nunca amenazó con servir para algo, ahora encima está demudada. El oficialismo ha pactado con Saadi en Catamarca, con el Chango de Anillaco en La Rioja. El desparpajo es total con tal de quedarse en los puestos unos añitos más. La abrumadora campaña publicitaria oficial, sobre todo en la tevé oficial y no oficial, es de un volumen que si bien no se sabe la efectividad que tendrá a la hora de las urnas, sí se le debe reconocer el mérito de haber reemplazado a la realidad o, por lo menos, amenazar con lograrlo.

Se está viviendo una de las etapas más oscuras de la historia argentina, sobre todo por la ignorancia, soberbia y atropello imperantes. Y todavía faltan, como hitos históricos, la Copa América y terminar de apropiarse de Messi. De aqui a octubre vienen tiempos frenéticos, axiológicamente fratachados y en medio de un desorden diario de tal magnitud que oculta el aumento cariocinético de la pobreza, marginación y violencia de todo tipo que marca, sobre todo, la absoluta desvalorización de la vida humana.