"UN SUICIDIO EN DEFENSA PROPIA"
La intrepidez y el aventurerismo no tienen nada que ver con el coraje y la valentía. Un poco se parecen, pero nada más. Para un país entrenado para vivir en una crisis crónica el momento, sin embargo, es delicado. El gobierno no necesita oposición porque se tiene a sí mismo. Y la oposición no necesita gobierno porque están lo más entretenidos en el Don Pirulero, donde cada cual atiende su juego y busca las mejores localidades para las elecciones del 2011. El discurso de anoche de Néstor Kirchner, en medio de la maratón oral que con su mujer han lanzado a diario, vapuleando por enésima vez a Daniel Scioli e intimándolo a que dé nombres y apellidos a los que le tienen las manos atadas en su lucha contra la inseguridad bajo ningún punto de vista resultó una novedad cuando lo tuvo los primeros tres meses de gobierno, en el 2003, como vicepresidente, y ni siquiera lo atendía por teléfono. Pero ya es demasiado.
Cuando algunos índices de consumo, recaudación fiscal y comercio exterior indicaban cierto respiro para la gestión Kirchner II, una ola de salideras bancarias a cargo de motochorros, el baleo de una embarazada a punto de parir y la pérdida del bebé, una verdadera maratón a cargo de colectivos como superpetroleros matando gente todos los días y unos medios masivos de comunicación tan o más desaforados se han agregado a una ofensiva gubernamental contra el Poder Judicial que cuesta creer. Después de exhibir el logro de haber acabado con una Corte Suprema menemista de 9 miembros y mayoría automática, puestos en sus lugares algunos miembros por una prestigiosa currícula académica, el redoblar los esfuerzos en el tema de los derechos humanos aunque con treinta años de tardanza hizo sapo con el Síndrome Blumberg en el 2004, con movilizaciones masivas contra el garantismo que le hicieron temblar la pera a todas las autoridades y ahora, anoche, el mismo Kirchner, abogado, se tira de frente contra los jueces que dejan salir a los delincuentes por la otra puerta de la ingresaron. En el medio, claro, instauró un Consejo de la Magistratura aprovechando el tiempito que tuvo de viento de cola y poner en los lugares vacíos personajes a su gusto y semejanza, sin contar con que cualquiera que se quisiera retobar tenía una pistola apuntándole que iba a ir a parar al banquillo de los acusados.
Si hace seis años el clímax se alcanzó con el asesinato del joven hijo de un ingeniero que resultó no ser ingeniero y se convirtió en referente del proverbial miedo de las clases medias, base social de cuanta fachistonada ha tenido lugar en el país, ahora resultó ser el mortal resultado de una salidera bancaria en La Plata, donde una joven embarazada fue seguida desde el banco donde retiró 10 mil dólares, atracada en el momento de llegar a su casa, casi en pleno centro de la capital bonaerense, y baleada en la boca, cuando estaba en el suelo y había entregado el dinero. La cesárea con que se indujo el parto no pudo hacer nada para que el bebé muriera antes de una semana y el Caso Píparo se convirtiera hasta ayer, en que a la mujer de 34 años le dieron el alta, en primera plana de todas las noticias. Hay siete detenidos ya con prisión preventiva y muchos más interrogantes de fondo. Primero, semejante cantidad de gente para tan magro botín y segundo que un marcador al que le dicen Pimienta, cuando cayó porque lo buscaban hasta los bomberos, lo primero que hizo fue buchonear las conexiones policiales de su jefe. La mujer es empleada del Ministerio de Seguridad de la provincia, nada menos, y a pesar de lo conmocionante del hecho no dejó de llamar la atención el despliegue que incluyó al propio gobernador, el ex motonauta Daniel Scioli. El marido se negó a mantener todo contacto con la prensa hasta que su mujer no saliera de terapia intensiva y cuando eso sucedió dijo al aire, nada menos que en Canal 13, del Grupo Clarín, que la máxima autoridad provincial le había confesado que no podía hacer nada porque tenía las manos atadas. El baldazo de nafta en medio del incendio se hizo sentir. Ayer la víctima fue dada sorpresivamente de alta, no volvió a su departamento con el argumento del impacto de encontrarse otra vez en el lugar de los hechos y con tantas otras cosas hirientes, como la habitación que iba a ser para el chiquito, la ropa, etc., pero antes de las dos horas la tevé interrumpía las trasmisiones ordinarias para dar cuenta de un operativo policial en el lugar ante la denuncia anónima que el agua de la casa estaba envenenada... Todo esto casi simultáneo con las órdenes perentorias del ahora diputado Kirchner al gobernador para que dé los nombres de los que le tienen atadas las manos. La línea argumental del Poliladrón era mucho mejor, tenía mayor jerarquía y sobre todo, verosimilitud y credibilidad.
La modalidad salidera bancaria a cargo de jóvenes motochorros constituyó a lo largo de este último mes una verdadera ola multiplicada por las facilidades de las cámaras de seguridad y la entrega del video a los canales de tevé. Inmediatamente los paneles contaron con especialistas, las cifras acumuladas eran alarmantes y anteayer, luego de cabildeos y retaceos de la banca oficialista, la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley para dotar a las entidades bancarias de algunas medidas preventivas, pero donde es más el ruido para la única realidad vigente, como es la mediática, que para los hechos. Del mismo modo, los paralelismos con lo sucedido en 1985, cuando el asesinato policial de Adrián Scaserra (15) en la cancha de Independiente desató una maratón jurídica para tapar el supuesto bache legal y por unanimidad dieron a luz la célebre Ley De la Rúa que iba a acabar en poco menos de 48 horas con el flagelo, que se sepa, ni en el TXT ni en la reglamentación, se contemplaba el charteo cuasi oficial de unos 300 al Mundial de Sudáfrica bajo el formato de una ONG palanqueada desde el oficialismo sin tapujos. De entonces a hoy salieron dos leyes especiales más y hay cuatro proyectos durmiendo el sueño de los justos en algún cajón del escritorio de sus autores.
Sin temor a las exageraciones ni generalizaciones se puede decir que jamás en la historia contemporánea, desde el Martín Fierro, los jueces han recibido semejante garroteada. Violadores con condena a los que les da prisión domiciliaria en la casa de al lado del menor sodomizado, homicida quíntuple, nacido en España, condenado a perpetua, que aparece a los 13 años volviendo de su país natal y comienza a amenazar al único sobreviviente de la masacre sin que nadie atine a contestar por cuál motivo lo dejaron salir y, más todavía, cómo pudo entrar con semejantes antecedentes, cárceles y comisarías rebalsando de detenidos, juicios orales que terminan en batallas campales por la disconformidad de una de las partes ante irregularidades manifiestas y otras perlas han irrumpido como si fueran un caño roto. El telón de fondo son las manifestaciones, sobre todo el conurbano, a la hora de los telenoticieros, reclamando justicia sobre todo por la muerte y/o violación de menores.
La policía ya ni siquiera es cuestionada. Ni siquiera nadie se toma el trabajo de recordar que el encubramiento de uno de los nuevos zares de la tevé, el actor, director y productor Adrián Suart se debe a la teleserie Poliladrón cuando tenía nada más que 26 años y corría el año 1994. Desde el título nomás no necesita un ensayo semántico y semiótico para explicarlo, menos que menos que uno de los sesudos críticos intelectualosos del género. El subtítulo, ahora, visto desde el tiempo, es revulsivo: Una historia de amor... Para colmo, en un tire y afloje en las administraciones nacionales y ex municipales, la negativa a dotar al nuevo estado autártico de una policía propia llevó a la creación de una nueva que debutó con una PyME de escuchas clandestinas y a exonerar nuevos miembros casi como los que tomaba, dado que los antecedentes que sacaban a relucir eran, en el sentido estricto del término, antecedentes.
Es bastante parecido a la dislexia un gobierno que entre los megaindicadores del crecimiento industrial se regocije con la industria automovilística cuando es la mayor causal de muerte, un verdadero autoexterminio argentino, y el trazado de calles, avenidas y autopistas ha colapsado de tal modo que los canales de noticias tienen servicios informativos especiales no se sabe para qué, ya que ningún modelo de auto viene con televisor y si está prohibido usar el celular, lo cual no quiere decir que se lo respete, menos un modelito con acceso a Internet y mirar de reojo, por allí, tevé en vivo. Con gobernantes que han hecho un estilo hablar de inundación cuando el agua ya está en la cumbrera del rancho y reaccionar a todo con discursos, ser curadores de palabras, enojarse con la prensa no sin asistirles algo de razón, pero los caracteriza a ellos ser ponedores de titulitos, no cumplir y cualquiera se atiene a la propaganda oficial hay una Nueva Argentina paradisíaca montada por un equipo de especialistas en comunicación a costos siderales. El pobre Guy Debord nunca pudo pensar hacer 40 años que la mejor representación de su anunciada Sociedad del Espectáculo iba a tener su escenario en un país del fondo a la derecha, si se mira el mapa desde París.
Los dibujos del INDEC se van a pagar caros no tanto por los costos económicos que van a acarrear, sino por las hijuelas socioculturales que va a dejar. La mentira oficial con desparpajo no es moco de pavo. Hacerse una costanera de 6 kms. a orillas del lago Argentino para revitalizantes caminatas que saquen el estrés del poder, a un costo de 50 millones de dólares, deja la pista para Jumbos que el Chango de Anillaco hizo para exportar aceitunas a la altura de una travesura adolescente. Sería hasta gracioso si en el medio no se hubiera producido semejante ensanchamiento de la brecha entre ricos y pobres, la concentración del capital y la riqueza en pocas manos, sobre todo algunas nuevas de los amigos del Poder, y la droga se haya enseñoreado como un artículo de consumo diario, accesible a cualquier borrego del conurbano y en las últimas elecciones no hayan aparecido cheques provenientes del Delito Organizado.
La coyuntura es grave. Pero precisamente porque no es coyuntura sino estructura. La característica esencial del fenómeno, como es lo invertebrado, las reacciones disparatadas e inesperadas, se completan con la ubicación de la doctora Cristina Fernández como una de las diez mejores líderes del mundo. El aserto corrió por cuenta del último número del semanario Time y no hay por qué dudar de su honradez intelectual. Lo que sería bueno es que pusiera a la luz del sol los criterios utilizados para evaluar y llegar a semejante conclusión.
La exasperación, los insultos, el descrédito reemplazando al razonamiento, la facción a la tendencia o al disenso, el pasionismo a la elaboración crítica, indudablemente, remite a la primera etapa de la gesta peronista. Ahora es sabido por todos que la historia no se repite. El mayor problema es que se parece.
El título de esta entrada esta tomado de una frase textual de un barra brava de Vélez Sarsfield definiendo a la violencia futbolera y recogida por Ernesto Vadini, fallecido hace poco más de un año, en Crónica de una hinchada (1982), la única obra de ficción que mira el fenómeno desde adentro y nunca lo premiaron con viajes y entradas gratis.