1.9.05

PARA, VIEJA: EL TIO SOL, NO

TO BE CHOLULO OR NOR TO BE ARGIES


La señora Mirtha Legrand viuda de Tinayre, de dilatadísima trayectoria en la vida pública nacional, el último lunes fue la Gran Invitada Gran a La Noche del Diez, que conduce Diego Armando Maradona con inusitadas e inéditas virtudes histriónicas, y una vez sentados ante simbólicos platos de ñoquis al fileto, para emular los célebres almuerzos donde fueron halagadas tantas figuras y tantas no figuras, la divísima se despachó con un «Diego, sos el orgullo de todos los argentinos.»

El Tío Sol no tiene capacidad ni para hablar en nombre de la familia. Pero, por favor, señora, no lo meta en esa bolsa. Hasta manejar como los dioses la pelota con la zurda llegamos, pero considerarlo un Dios, aguantarle y perdonarle todo, más lo nefasto de su papel duplex en el imaginario colectivo, con el papel que cumple el juego y sus alcances en la formación de cultura, no.

Hasta los tatuajes nos dan en el quinto forro. La anuencia del primer ministro y comandante Fidel Castro nos importa un rábano. Los héroes no están vacunados contra la vejez, la chotez y la debilidad. Una sociedad en serio no puede tener semejantes orgullos. Ahora, si consideramos que idolatró a Gatica y a Monzón, bueno, hasta se diría que estamos mejorando y aprendiendo un poquito.

Pero ocurre que tampoco El Mono, menos que menos en la versión del versátil Leonardo Favio, ni Carlitos, son modelo, orgullo y menos que menos puede ser motivo que un homicida tenga dos estatuas por más veces que haya defendido un título mundial con coraje y a piña limpia.

El Tío está seguro que no está solo. Como también que Argentina padece de una gran cantidad de cagones que no abren la boca por miedo hasta perder el puestito en la plaza de un banco. Así que por lo menos bajen de ese marketineo a uno.

Con uno alcanza y sobra para que estas idolatrías y endiosamientos de cartón sean nada más que eso. De cartón. Jugadores de fútbol extraordinarios la Argentina ha dado, da y dará a montones. Cuando más se hable de modelos humanos como Maradona más se muestra la hilacha de lo faltos que estamos a modelos en serio, que nivelamos para abajo y que nos estamos yendo realmente a la mismísima, si es que hace ya rato que no hicimos el cambio de domicilio. [AR]