26.5.05

ANARQUISTAS ERAN LOS DE ANTES

MORIR SOLO Y EN PAZ

A propósito de la inminencia de otro aniversario del comienzo de la Guerra Civil Española, un inmigrante de entonces, que llegó exiliado, recordaba de un camarada anarco que había sido combatiente y que ya al borde de la vejez lo atacó duramente un cáncer. El pronóstico era cada días más sombrío y como se acercaban los últimos momentos, allá fue la legión republicana, comunistas, socialistas, troztkistas, todos, olvidando las diferencias, a saludarlo, darle una voz de aliento, quizá verlo vivo por última vez.

Era un hospital público, claro, y cuando no llevaban mucho el demacrado y consumido enfermo, reaccionando de pronto con la vieja estirpe, les espetó:

-Vamos, vamos. Idos de una vez, coño. Lo único que faltan que no me dejen morir solo y en paz.

La retirada volvió a hacer más dolorosa que aquella otra, la verdadera, cuando hubo que rendirse y huir, pero la siguen recordando con cada brindis. ¡Mierda! Era anarquista y gallego en serio, ¿no?