EN EL NOMBRE DE BILL, PADRE E HIJO, DELE Enter Y AMEN
En las vísperas del lanzamiento de Windows ’95 con una campaña publicitaria mundial que anduvo en el orden de los mil millones de dólares, la aparición de la WWW y casualmente la aparición del nuevo gran microprocesador de Intel, la vieja y querida IBM, el odiado Big Blue, la Blanca Nieves que encabezaba sin dudar los Siete Enanitos de las principales multinacionales de la microelectrónica de entonces, era un convidado de piedra y decidió tomar protagonismo. Ni lerda ni perezosa, con todavía muchos amigos, se le ocurrió descubrir que la calculadora del Windows andaba mal en las restas, que el dichoso microprocesador tenía un bug (error) que le hacía cometer una pendejésima de error allá por más o menos el dígito 10.438 a la derecha del 0, pero fue el escándalo total porque la ligereza típica del periodismo poco menos que aseguró que Windows no sabía ni sumar 2 + 2 y que el microprocesador de Intel que ni siquiera había salido ya era una pieza de museo. Histeria colectiva a pasto. Pero que a los puestos en la mira les costó sus disgustos, chistes de todo tipo y unos cuantos milloncitos. Entre nosotros, siempre a la vanguardia de todo, el ingenio popular encontró la inmediata respuesta en forma de clásico cuentito de boca en boca, con perdón de la expresión, Dios & Microsoft nos aparten los malos pensamientos.
Los AMI (Argentinos Medio Informatizados) no son sólo laicos. Un cura posmoderno on the pampas se había computarizado para evaluar los pecados en las confesiones que escuchaba.
No había ni terminado de darle Power que viene una chica y larga el rollo:
‑Padre, he pecado: besé a mi novio y él me tocó los senos.
El fraile ingresó los datos a la computadora:
‑Chupón más toqueteo tetas, Enter -relató lo que iba haciendo y salía en pantalla de la notebook para usos celestiales-. Resultado: un Padre Nuestro y dos Ave Marías, hija.
Al día siguiente vuelve la misma chica:
‑Padre, he pecado aún más: repetimos lo de ayer, pero también nos besamos los genitales.
‑Chupón más toqueteo tetas más mamada pene y cachu, Enter. Resultado: cinco Padres Nuestros y seis Ave Marías, hija.
Al tercer día vuelve a aparecer la misma chica:
‑Padre, pequé igual que ayer, pero ahora mi novio me la metió un poquito.
Los chips no tiene moral ni rectitud; apenas si exactitud:
‑Chupón más toqueteo tetas más mamada pene y cachu más metida puntita -tecleó el religioso-, Enter -pero no salía nada en pantalla, como si el sistema se hubiera clavado.
El cura dio ESC, repitió la operación y lo mismo. Al final, resignado a las muchas limitaciones de la tecnología de punta y apelando a lo más sagrado del AMI, como es siempre sobreadaptar al usuario a cuanto sistema suelto ande por ahí, porque éstos son sagrados por encima de todas las cosas, le recomienda a la feligresa a través del mosquitero de madera que tienen a ambos lados los confesionarios:
‑Hija, decile a tu novio que te la meta hasta el mango porque el sistema que tengo corre bajo Windows y no me acepta fracciones o decimales porque a Bill Gates la calculadora le salió para el carajo.