De la gestión de Cristina Elizabet (sin hache final en el original, no es un error) Fernández, oriunda de Ringuelet, se van a decir muchas cosas. Muchas. Hay algo que no se va a poder omitir: que no fue conversada. Ya se ha hablado todo. Para esta presidencia y para dos reelecciones más. No le quedan micrófonos, sobre todo de los flexibles cuellos de ganso y de cualquier otro tipo, que no haya acomodado. Mohín que no haya hecho. Hora que no haya utilizado. Rubro que no haya tocado y anunciado. Cabellitos molestos que con un cabeceo cortito haga que se lo pone en su lugar para que quede ahí y dentro de unos segundos repetir el gesto. Su tono, que quiere ser seductor y no pasa de franelero, es hartante. El General supo decir, entre todas las pavadas que supo decir, que "mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar." Curioso que la bandada de papanatas no lo haya recordado y le dé al latiguillo día y noche. Porque el transversalismo diagonal, vertical y horizontal que ha resultado el kirchnerismo, si es que no encuentra otro vector, ha hallado que mejor que hacer es decir y mejor que realizar es prometer. Analícese por un instante la gestión bajo esta óptica y EE.UU. es Albania al lado de la Argentina. Ya no quedan escuelas por hacer, autopistas, trenes bala, préstamos chinos por 90 mil millones de dólares, hospitales de alta complejidad que no se llueven, analfabetos, hambre, chicos sin altos niveles de plomo en sangre. Ayer la tonelada de soja llegó casi a los 1300 dólares y otra que los sótanos del Banco Central en la primer presidencia del General. En un mundo mediático hay que atosigar con cualquier cosa, mire si alguien se va a ir hasta El Dorado, Misiones, a controlar si inauguraron o no la sala de primeros auxilios. Si el mayor Aloé hubiera tenido el aparato propagandístico de esta gestión, más la tecnología, la formación de estos cuadros y los sueldos que cobran el tiernito de Goebbels hubiera quedado hecho un poroto. Vea los anuncos televisivos, escuche los TXTs y se va a dar cuenta que es un gobierno perfecto para 40 millones de pelotudos que no hay tamaño que les venga bien. Lo dijo el célebre Uriburu, no el del 30, sino el de la Revolución Argentina cuando el segundo Cordobazo, al que le llamaron el Viborazo: "Esta es una crisis de la abundancia."
Pero los argentinos malcogidos, todos, estamos con bronca. Nadie sabe por qué. Se ha dejado atrás el divorcio para rociar a la pareja con alcohol y prenderle fuego, cuando no meterle medio cargador de una 9mm. y listo. Los estudiantes han vuelto a la calle y en un hecho inédito, como los sioux de los viejos western tiraron abajo la entrada del Palacio Pizurno y tomaron el Ministerio de Educación. En Mar del Plata, también ayer, estaba entregando notebooks gratis para que los opas chicos entren al Primer Mundo y que el Primer Mundo se ponga en la cola, detrás nuestro, cuando un pibe va y se zarpa, subió al escenario y adelante de la cara le hizo pupa a una contra la mesa: "¿Para qué mierda quiero una computadora si no tengo para comer?", le gritó. Un poco sobreactuado, claro, pero indicador de que el mierdómetro popular está al mango.
Como el almanaque se acomoda a dedo, lo mismo que el fixture de la AFA y cualquier fin de semana es un fin de semana largo para que los dichosos con auto se vayan afuera y se hagan mierda a 160km/hora, en el último para el Día de la Raza un millón de gozosos argentinos se tomó el bote de la capital y se paron arriba de los cuatro ruedas, para salir y para volver, mucho más tiempo del que tuvieron para mojarse las patas. "Huelo a homicidio en el aire", supieron decir en su momento, en diferentes lugares y circunstancias, Jack Kerouac y Henry Miller. La Argentina huele a podrido y a muerte. De esto nos ocupamos un poco hace unos días, en esta misma bitácora. La bronca se dispara por los collares de perlas de varias vueltas, por los relojes ministeriales de 20 mil euros, por los cotorros en Puerto Madero para echarse unas siestas reparadoras. La tilinguería ha logrado lo que no consiguen campañas sistemáticas de agitación política. Estamos podridos, simplemente. Debe ser lo que sentenció ese otro célebre peronista que encuentra que somos un país condenado al éxito. Tanto éxito y exuberancia no es tolerable. Hay muchos pobres en el mundo y somos un pueblo con sensibilidad social. Somos un pueblo justicialista: paga más de impuestos al inmueble un dos ambientes en Once que un petit hotel en Palermo Chico. En ningún lugar del mundo rige semejante trotzkismo fundamentalista.
Pero los argentinos malcogidos, todos, estamos con bronca. Nadie sabe por qué. Se ha dejado atrás el divorcio para rociar a la pareja con alcohol y prenderle fuego, cuando no meterle medio cargador de una 9mm. y listo. Los estudiantes han vuelto a la calle y en un hecho inédito, como los sioux de los viejos western tiraron abajo la entrada del Palacio Pizurno y tomaron el Ministerio de Educación. En Mar del Plata, también ayer, estaba entregando notebooks gratis para que los opas chicos entren al Primer Mundo y que el Primer Mundo se ponga en la cola, detrás nuestro, cuando un pibe va y se zarpa, subió al escenario y adelante de la cara le hizo pupa a una contra la mesa: "¿Para qué mierda quiero una computadora si no tengo para comer?", le gritó. Un poco sobreactuado, claro, pero indicador de que el mierdómetro popular está al mango.
Como el almanaque se acomoda a dedo, lo mismo que el fixture de la AFA y cualquier fin de semana es un fin de semana largo para que los dichosos con auto se vayan afuera y se hagan mierda a 160km/hora, en el último para el Día de la Raza un millón de gozosos argentinos se tomó el bote de la capital y se paron arriba de los cuatro ruedas, para salir y para volver, mucho más tiempo del que tuvieron para mojarse las patas. "Huelo a homicidio en el aire", supieron decir en su momento, en diferentes lugares y circunstancias, Jack Kerouac y Henry Miller. La Argentina huele a podrido y a muerte. De esto nos ocupamos un poco hace unos días, en esta misma bitácora. La bronca se dispara por los collares de perlas de varias vueltas, por los relojes ministeriales de 20 mil euros, por los cotorros en Puerto Madero para echarse unas siestas reparadoras. La tilinguería ha logrado lo que no consiguen campañas sistemáticas de agitación política. Estamos podridos, simplemente. Debe ser lo que sentenció ese otro célebre peronista que encuentra que somos un país condenado al éxito. Tanto éxito y exuberancia no es tolerable. Hay muchos pobres en el mundo y somos un pueblo con sensibilidad social. Somos un pueblo justicialista: paga más de impuestos al inmueble un dos ambientes en Once que un petit hotel en Palermo Chico. En ningún lugar del mundo rige semejante trotzkismo fundamentalista.
Y ya que estamos en el tema, ayer, a la hora de la siesta, en Barracas, la patota profesional que trabaja de trabajadores, léase: la CGT y sus gremios adheridos, asesinó de un balazo en el hígado a un activista del Partido Obrero, Mariano Ferreyra, 23 años, que participaba en la protesta por los tercerizados que tienen conchabados los ferrocarriles privatizados y vueltos a estatizar, para hacerlos trabajar a destajo, pagarles menos y echarlos cuando quieran. Como dijo el General. ¿Dijo algo el General al respecto? No importa: el General siempre dijo algo. El caso es que hubo Zona Blanca, igual que hace 60 años en Quilmes, cuando El General estaba en la Rosada con todo el poder, una vez que entraron en la Capital Federal de Macri por parte de la Policía Federal bajo la órbita del Poder Ejecutivo de dos plazas del kirchnerismo y las patronales ya no necesitan más de uniformados, para eso tienen los sicarios y algunos creyeron ver en las huestes de la Unión Ferroviaria a barrabravas de Racing, Banfield y Laferrere. Salieron a relucir los fierros y muerto el perro, se acabó la rabia: un zurdito menos. A una mujer del Polo Obrero le metieron un tiro en la cabeza, pero se salvó. En esta se salvó. En otra la meten dos tiros. A la media hora, con la Cristina Elizabet a la cabeza, estaban todos oficialmente consternados, qué es esto, por Dios, violencia, se va a investigar hasta las últimas consecuencias dijeron por primera vez en la historia, y van a caer NO SOLO LOS AUTORES MATERIALES SINO TAMBIEN LOS INTELECTUALES. Porque la gente que piensa, sobre todo si lee un libro, se les pudre el seso y les entra en el mate ideas raras, extranjerizantes, nada que ver con el ser nacional y popular. Además del lado de La Fraternidad, no porque tengan un libreto, ya le tiraron letra a la presi: "Es la izquierda que viene creando este ambiente de intolerancia." ¿Vio? A Ferreyra no lo mató una bala calibre 38, sino el clima de intolerancia de los autores intelectuales. Un fotógrafo de Clarín, que estaba entreverado en el grupo atacante, al caer Ferreyra escuchó clarito la expesión triunfante: "Un zurdito menos."
Antes de fin de año en la Vuelta de Obligado, la reinvidicación del revisionismo rosista mientras en la escuelas se sigue con el supuestamente traidor liberalismo mitrista y sarmientista, y otro carnaval como el del bicentenario, para que la presi se menee instintivamente con el primitivo tamtam de los parches, se tirarán varios millones de dólares de los que sobran, ha vuelto el padrido pelado, el potlash del peronismo 46-52 porque hay elecciones en el 2011. Pero el peronismo, que esencialmente es lo contrario de sí mismo, cuando se le acaban zurditos para matar se entran a dar entre ellos. Ya han surgido claritas las voces que le endilgan a Eduardo Duhalde la responsabilidad política de lo sucedido ayer en Barracas. Incluso la hipótesis tuvo el improvisado apoyo del procesado y condenado dirigiente máximo de Quebracho, Fernando Espeche, que ante las cámaras de tevé muy seriamente dijo que este empiojamiento del panorama político con lo sucedido con el asesinato de un activista no le conviene al gobierno y al kirchnerismo, pero sí al duhualdismo e incluso a Julio Cobos. Ahora, para todavía enmierdar todavía más todo, el asunto sale de una noticia publicada en el día de la fecha en la tapa de El Cronista Online, propiedad de Francisco De Narváez, donde daba cuenta de encuentro entre el susodicho, Lezcano y Pedraza. Un pibe que tiene un blog copió la tapa y la publicó. Cuando los linces profesionales de El Pingüino vieron que a la ocasión se la pintaban calva y sacaron a relucir los colmillos con esa estrategia geopolítica de baldosa que tienen, en la mencionada web le cambiaron la fecha y la reunión había tenido lugar en el 2009. Hoy a la mañana localizaron al bloguero ultra K, como lo calificaron, y el borrego los mandó a la mierda: había copiado la tapa de ese diario tal como estaba porque le pareció interesante y cuando se armó la bronca le cambiaron la fecha en la web, él no tenía nada que ver y que le dejaran de hinchar las pelotas.
A la madrugada, también en Avellaneda, fue atacado a tiros el frente del domicilio de Alfonso Severo Enrique, 48 años, ex directivo de Ferrobaires que se desempeñaba como gerente de área en las oficinas del edificio de Plaza Constitución, y fue desalojado hace un año con otros compañeros por la misma patota que actuó ayer y que a su criterio lidera un tal Tressa con sus tres hijos, una banda autártica que trabaja para la Unión Ferroviaria en el negocio de los tercerizados. Muy lúcidamente analizó que este gran negocio de las cúpulas sindicales multimillonarias, peronistas desde siempre, es totalmente conocido y apañado desde el gobierno. Incluso recordó que cuando sucedió el conflicto con la expulsión gangsteril de él y sus compañeros pronosticaron que esto iba a tener un límite cuando apareciera un muerto: "Bueno, ahora apareció. Es este chico Ferreyra, pobrecito, y esperemos que la escalada llegue a su fin. Esta madrugada no sé cómo no hicieron un desastre con mis hijos y mis nietos, baleándome la casa." A esta altura es indispensable dejar consignado que un tercerizado cobra 2 mil pesos mensuales, 2,5 cuando mucho, los afilian de prepo de la UOCRA como si fueran albañiles y el básico de un ferroviario está en 7,2 mil pesos mensuales. En el colmo de la perversión, la cúpula yupie de lo que otrora fue el vandorismo, el miguelismo, el ruccismo y otros ismos de la eterna Burocracia Sindical se han organizado en cooperativas que bastardean a estas organizaciones porque son en realidad las patronales de los tercerizados y los que se quedan los subsidios que otorgan los cumpas que están en los respectivos organismos del gobierno actual, anterior y del que vendrá. Aparte lo sucedido en Barracas reedita el carcomido enfrentamiento de los '40 entre fachos y zurdos porque las contiendas internas de los perucas tienen una manera muy efectiva de resolverse por más que el cinismo oficial y sindical, ante las cámaras, sea revulsivo. Como todo el mundo sabe, un peronista no es ni yanqui ni marxista, pero que como indica la cruel obstinación de los hechos, al decir de los sajones, practican un macartismo letal que incluso es anterior al célebre senador yanqui Joseph McCarthy. Una tara que está de moda como son las redes sociales no podía tener ausentes a los sindicalistas peronistas y ayer se sacaron la careta los verdes, el mismo color de Moyano y de la Juventud Sindical en los '70, la puta, qué casualidad, les salió todo el veneno por los colmillos, amén de contradicciones a rolete en un vetusto como Juan Pedraza, que puso a su gente en River en primera línea aunque ahora Moyano lo esquive como culo a la jeringa. En un acto donde como muestra la foto Su Excelencia, en el colmo de la gronchada, posó para la posteridad con la gorrita y la T-Shirt de los que hicieron pupa la JP sobre todo a partir del 1º de mayo de 1974, que fue cuando El General dio la orden de darles duro a Los Imberbes. No contenta con semejante pavada después fue hasta la compu, publicó la foto y le puso en el colmo de la tilinguería twistera que cultiva con ahínco: "Quién me ha visto y quién me ve." Mire, doctora, para los que creen en otra vida, no 30 mil almas porque ni siquiera se sabe la cantidad de desaparecidos y exterminados en este país incierto, pero tenga por seguro que a más de uno le ha dado en el quinto forro.
El folklórico leit motiv oficialista de que este gobierno ha sido criticado por no reprimir las distintas protestas populares fue sacador a relucir ayer por Su Excelencia, hija de una dirigente sindical de los empleados públicos platenses. La réplica es feroz: el kirchnerismo no necesita reprimir porque para eso tiene a las patotas parasindicales, que son de vieja data, más ahora que se han dado el abrazo del oso con Hugo Moyano. Las policías federal y bonaerense les hacen zona blanca y todo queda en familia, efectivo y sobre todo impune.
Anoche, con toda su desfachatez, después de un acto en River Plate con varias decenas de miles de Masas Delivery, transportados en 4 mil micros, según le zampó el mismísimo Eduardo Duhalde, Hugo Moyano, el zar de las Obras Sociales que fue a visitar a la cárcel al cumpa en desgracia José Luis Zanola, se mandó otra demostración de fuerza y durante tres días inundó de basura a la ciudad de Buenos Aires y alrededores mandando a la huelga a los trabajadores del CEAMSE porque quieren nuevos predios para volcar los desechos. En su alocución en River sacó a relucir vieja literatura corporativista y junto a la compañía del matrimonio Kirchner reclamó para la cúpula cegegista cuotas en los tres poderes del Estado porque allí, según él, no se veían trabajadores. La réplica de Cristina chapoteó en lo lamentable: le recordó a su compañerito del alma que ella, desde los 18 años, tuvo que trabajar para estudiar y que fue empleada pública. Cris, por Dios, ¿desde cuándo en este país un empleado público trabaja en el buen sentido del término? De todas maneras la ofensiva peronista o lo que sea, en medio de este desmantelamiento y cóctel liberal-rosista, el puchero ideológico se completa con la exigencia moyanista de que los trabajadores no sólo tengan participación en las ganancias, un poquitito, como limosneó frente a un dirigente de la UIA en tevé, sino también tener acceso a la revisación de los libros contables, un pedido que fue exactamente como meterle un ají quitucho el occipucio. Los niveles de asquerosidad en que deambula sociedad argentina no sólo le valieron la cínica réplica que encantados, siempre y cuando los burgueses le puedan revisar los libros al sindicado de camioneros, la CGT y las Obras Sociales, sino que dejan para la última baza, esbozándolo sólo formalmente, que esa es una tarea de la AFIP donde la corrupción se hace un festival adornando inspectores y saben que en realidad Moyano quiere meter a los suyos para mojar también un poco el pancito en la patriótica tarea.
Cuando todavía faltan casi tres horas para el comienzo de la manifestación hacia la Casa Rosada de los partidos y movimientos de izquierda, más la CTA y otras organizaciones populares, están cortadas dos líneas ferroviarias, los subtes, y el Aeroparque prácticamente no funciona porque el personal de Aerolíneas Argentinas y de LAN Chile se ha adherido por la muerte del joven trabajador y estudiante de la FUBA asesinado ayer en Barracas. La efervescencia no parece corresponderse con la gravedad de un hecho lamentable y sí con un estado levantisco, de incordia, crispación, si nos atenemos al que acuño la expresión, el Guardia de Hierro en la Catedral, monseñor Berdoglio, mucho más peligroso que un estado prerrevolucionario ni nada que se le parezca. Las masas argentinas no están acéfalas. Mucho peor: están policéfalas y ningún grupo tiene ni siquiera un plan para llegar a la semana que viene, menos que menos un plan de país como no sea llenarse los bolsillos con los amigos, exactamente igual a lo que están haciendo los Kirchner, sólo que en ese caso cambiaríamos de apellido. Por este lado hay que buscar la condena al éxito que nos espera, según el Pitufo Duhalde, ahora acusado de sacudir el bote y donde si se cambia éxito por falta de futuro las cuentas cierran redondas.
No queremos ser originales, menos en momentos así, pero ¡ay, patria mía!, como dijo Beatriz Guido en último término.
A la madrugada, también en Avellaneda, fue atacado a tiros el frente del domicilio de Alfonso Severo Enrique, 48 años, ex directivo de Ferrobaires que se desempeñaba como gerente de área en las oficinas del edificio de Plaza Constitución, y fue desalojado hace un año con otros compañeros por la misma patota que actuó ayer y que a su criterio lidera un tal Tressa con sus tres hijos, una banda autártica que trabaja para la Unión Ferroviaria en el negocio de los tercerizados. Muy lúcidamente analizó que este gran negocio de las cúpulas sindicales multimillonarias, peronistas desde siempre, es totalmente conocido y apañado desde el gobierno. Incluso recordó que cuando sucedió el conflicto con la expulsión gangsteril de él y sus compañeros pronosticaron que esto iba a tener un límite cuando apareciera un muerto: "Bueno, ahora apareció. Es este chico Ferreyra, pobrecito, y esperemos que la escalada llegue a su fin. Esta madrugada no sé cómo no hicieron un desastre con mis hijos y mis nietos, baleándome la casa." A esta altura es indispensable dejar consignado que un tercerizado cobra 2 mil pesos mensuales, 2,5 cuando mucho, los afilian de prepo de la UOCRA como si fueran albañiles y el básico de un ferroviario está en 7,2 mil pesos mensuales. En el colmo de la perversión, la cúpula yupie de lo que otrora fue el vandorismo, el miguelismo, el ruccismo y otros ismos de la eterna Burocracia Sindical se han organizado en cooperativas que bastardean a estas organizaciones porque son en realidad las patronales de los tercerizados y los que se quedan los subsidios que otorgan los cumpas que están en los respectivos organismos del gobierno actual, anterior y del que vendrá. Aparte lo sucedido en Barracas reedita el carcomido enfrentamiento de los '40 entre fachos y zurdos porque las contiendas internas de los perucas tienen una manera muy efectiva de resolverse por más que el cinismo oficial y sindical, ante las cámaras, sea revulsivo. Como todo el mundo sabe, un peronista no es ni yanqui ni marxista, pero que como indica la cruel obstinación de los hechos, al decir de los sajones, practican un macartismo letal que incluso es anterior al célebre senador yanqui Joseph McCarthy. Una tara que está de moda como son las redes sociales no podía tener ausentes a los sindicalistas peronistas y ayer se sacaron la careta los verdes, el mismo color de Moyano y de la Juventud Sindical en los '70, la puta, qué casualidad, les salió todo el veneno por los colmillos, amén de contradicciones a rolete en un vetusto como Juan Pedraza, que puso a su gente en River en primera línea aunque ahora Moyano lo esquive como culo a la jeringa. En un acto donde como muestra la foto Su Excelencia, en el colmo de la gronchada, posó para la posteridad con la gorrita y la T-Shirt de los que hicieron pupa la JP sobre todo a partir del 1º de mayo de 1974, que fue cuando El General dio la orden de darles duro a Los Imberbes. No contenta con semejante pavada después fue hasta la compu, publicó la foto y le puso en el colmo de la tilinguería twistera que cultiva con ahínco: "Quién me ha visto y quién me ve." Mire, doctora, para los que creen en otra vida, no 30 mil almas porque ni siquiera se sabe la cantidad de desaparecidos y exterminados en este país incierto, pero tenga por seguro que a más de uno le ha dado en el quinto forro.
El folklórico leit motiv oficialista de que este gobierno ha sido criticado por no reprimir las distintas protestas populares fue sacador a relucir ayer por Su Excelencia, hija de una dirigente sindical de los empleados públicos platenses. La réplica es feroz: el kirchnerismo no necesita reprimir porque para eso tiene a las patotas parasindicales, que son de vieja data, más ahora que se han dado el abrazo del oso con Hugo Moyano. Las policías federal y bonaerense les hacen zona blanca y todo queda en familia, efectivo y sobre todo impune.
Anoche, con toda su desfachatez, después de un acto en River Plate con varias decenas de miles de Masas Delivery, transportados en 4 mil micros, según le zampó el mismísimo Eduardo Duhalde, Hugo Moyano, el zar de las Obras Sociales que fue a visitar a la cárcel al cumpa en desgracia José Luis Zanola, se mandó otra demostración de fuerza y durante tres días inundó de basura a la ciudad de Buenos Aires y alrededores mandando a la huelga a los trabajadores del CEAMSE porque quieren nuevos predios para volcar los desechos. En su alocución en River sacó a relucir vieja literatura corporativista y junto a la compañía del matrimonio Kirchner reclamó para la cúpula cegegista cuotas en los tres poderes del Estado porque allí, según él, no se veían trabajadores. La réplica de Cristina chapoteó en lo lamentable: le recordó a su compañerito del alma que ella, desde los 18 años, tuvo que trabajar para estudiar y que fue empleada pública. Cris, por Dios, ¿desde cuándo en este país un empleado público trabaja en el buen sentido del término? De todas maneras la ofensiva peronista o lo que sea, en medio de este desmantelamiento y cóctel liberal-rosista, el puchero ideológico se completa con la exigencia moyanista de que los trabajadores no sólo tengan participación en las ganancias, un poquitito, como limosneó frente a un dirigente de la UIA en tevé, sino también tener acceso a la revisación de los libros contables, un pedido que fue exactamente como meterle un ají quitucho el occipucio. Los niveles de asquerosidad en que deambula sociedad argentina no sólo le valieron la cínica réplica que encantados, siempre y cuando los burgueses le puedan revisar los libros al sindicado de camioneros, la CGT y las Obras Sociales, sino que dejan para la última baza, esbozándolo sólo formalmente, que esa es una tarea de la AFIP donde la corrupción se hace un festival adornando inspectores y saben que en realidad Moyano quiere meter a los suyos para mojar también un poco el pancito en la patriótica tarea.
Cuando todavía faltan casi tres horas para el comienzo de la manifestación hacia la Casa Rosada de los partidos y movimientos de izquierda, más la CTA y otras organizaciones populares, están cortadas dos líneas ferroviarias, los subtes, y el Aeroparque prácticamente no funciona porque el personal de Aerolíneas Argentinas y de LAN Chile se ha adherido por la muerte del joven trabajador y estudiante de la FUBA asesinado ayer en Barracas. La efervescencia no parece corresponderse con la gravedad de un hecho lamentable y sí con un estado levantisco, de incordia, crispación, si nos atenemos al que acuño la expresión, el Guardia de Hierro en la Catedral, monseñor Berdoglio, mucho más peligroso que un estado prerrevolucionario ni nada que se le parezca. Las masas argentinas no están acéfalas. Mucho peor: están policéfalas y ningún grupo tiene ni siquiera un plan para llegar a la semana que viene, menos que menos un plan de país como no sea llenarse los bolsillos con los amigos, exactamente igual a lo que están haciendo los Kirchner, sólo que en ese caso cambiaríamos de apellido. Por este lado hay que buscar la condena al éxito que nos espera, según el Pitufo Duhalde, ahora acusado de sacudir el bote y donde si se cambia éxito por falta de futuro las cuentas cierran redondas.
No queremos ser originales, menos en momentos así, pero ¡ay, patria mía!, como dijo Beatriz Guido en último término.