2.6.05

AUTOSERVICE EN EL NEOLIBERALISTAMO ARGENTINO

¿QUE TE PUEDO COBRAR?

El sistema anda que es un relojito. Por ejemplo, como ahora, en que el AMI (Argentino Medio Informatizado) ha entrado de lleno en colocar banda ancha a rolete y aceptar cualquier oferta mágica de diez mangos por mes los dos primeros y después andá a pedirle un préstamo al BID. Una incauta amiga se agarró al cable módem de un fuerte multimedios nacional y popular que no es Clarín por nada del mundo, ay, Satanás, aparta estos malos pensamientos, le encanutaron por teléfono el número de la tarjeta de crédito y lo último que alcanzaron a decirle, apenas, es que en 48 horas, a lo sumo cinco días (sic), iba a tener todo instalado.

Exactamente al tercer día, cumplidores como son, la llamó otro galeote, muy educado y con catorce cursos semanales para domar giles, y le comunicó que 48 horas después, a las 14:00 iban a estar los obrerachos especializados, por favor, joven, que trabajo y tengo obligaciones, señora, faltaba más, nosotros cumplimos lo que decimos, no como otros.
El viernes la incauta se produjo, perfumó, de paso un morocho recio de vez en cuando no viene mal, un look sport elegantón, más bien tirando a faschion, o sea, donde a todas las pilchas se les ve las primera marca donde están hechas, y se sentó a esperar. A la media hora prendió la tele, que no era Multicanal, por favor, basta de insidias y de tirar pelotazos por elevación a la espalda de los últimos defensores. Un toque de atención para todos los argentinos es incapaz de esas bajezas. Habrá hecho, hace y hará otras, pero éstas, no.

A la hora y media empezó a notar, no sin molestias, cierta inflamación a la altura de la zona ovárica. Que le subía la presión. Que se le ruborizaban las mejillas. Que si aparecía uno, dos, diez morochones, otra que erotismo: los capaba con el alicate para las cutículas. Y cuando la ansiedad la llevó al extremo del lema ¡Puré de Lexotanil o muerte!, no pudo más y los llamó por el celular, como no podía ser de otra manera.

-Cálmese, señora, no se ponga así. A su edad le puede hacer mal. No, perdón: no le permito, pendejo de mierda para nada. Yo la estoy tratando con respeto. No sé quién la habrá atendido, pero aquí nadie le dijo a las catorce. Usté no escucho bien, señora. Lo que se le dijo fue que a partir de las catorce en cualquier momento. Hoy la vida está imposible. Cada día hay más autos y más píqueteros. No damos abasto con la demanda. Mantenga la calma.

Babeante, postrada sobre el sillón en la posición que le había enseñado la profesora de yoga para cuando los ataques súbitos se ponen pesados, cuando se creía perdida y sola en el mundo de las multinacionales, como la sociedad de mercado tiene sensibilidad social y cumple, no curra a nadie, a las 16:30, sonriendo a la vida gracias a los 400 sopes por mes que les pagan por trabajar 16 horas, con el módem bajo el brazo y un carretel de coaxil como para conectar Buenos Aires-Caracas de un solo tramo, aparecieron los chochamus.

Tardaron un periquete. La insatisfecha sexual pretendió demostrarles que tres horas y media, cuando terminaron la instalación (léase: la ins.ta.la.ción) una hora después, era demasiado.

-¿Demasiado qué, señor? Menos de una hora, doña.

-¡A mí no me decís doña, borrego! Estoy aquí esperando, como una boluda, desde las dos de la tarde.

-¿Y a nosotros qué nos dice? Dígaselo a los que se lo dijeron. Nosotros cumplimos con lo nuestro.

Como de tiempos idos, juveniles, universitarios, le ha quedado cierta resaca socialista, está bien, todo ha cambiado, pero no dejaban de ser proletarios alienados, calmarse, las consignas sesentistas eran poner en el paredón a los burgueses, no colgar de los pulgares a los pobres, así que lo mejor a disfrutar de las bondades de la Aldea Global y debutar con mails a rolete entre las amistades, comunicándoles buena nueva, esto es, que tenía nueva dirección electrónica.

Y encima varias. Porque en el contrato que le habían hecho firmar decía clarito, negro sobre blanco, que el servicio le daba como opción casillas, así en seco, plural, ni cuántas ni nada. No casilla, sino casillas. Estaba escrito y firmado. Son chupasangres e insensibles pero no podían llegar a tanto. Ahora bien: ¿cómo mierda era?

Estaba tal cual había llegado al mundo. Recordó de una amiga que se fue a vivir a Los Angeles esgunfiada de todo y los benditos Help Desk On Line gratuitos. ¿Dónde? Encontró un telefóno, rigurosamente pago, atendido por computadora, con 117 opciones iniciales, 28 alternativas para la que eligió, otras 9 para la siguiente y cuando por fin le pidieron el número de cliente, porque ahí se enteró que no se llamaba como se llamaba, que se podía meter la tarjeta de crédito y el número en el culo, había pasado a ser un número y lo tecleó.

Estaba equivocada. Como única alternativa, pulsar el 0 y esperar que la atendiera un operador. Mucho no tuvo que esperar y fue entretenido. Cada diez segundos la misma vocesita le repetía que en ese momento todos nuestros operadores están ocupados, aguarde un instante por favor y disculpe las molestias.

Se sentía mal. De ser humano cagado a palos a una miserable basura. Trentidós minutos después apareció una voz que fue precedida por el anuncio automático del Buenas tardes, mi nombres es Jimena, en que le puedo ser útil y cuando se lo empezaba a decir, se cortó y apareció otra vez, la real, la humana, en tiempo real, Jimena, buenas tardes, dígame en qué puedo ayudarla, su número de cliente, cuál es su problema, qué sistema usa, qué tipo de equipo tiene, número de corpiño, no, perdón, es mi compañera que me decía algo, sí, dígame en qué podemos servirla.

No, lo de las casillas no existía. La habían informado mal. Ese era el formulario anterior, no habían tenido tiempo de imprirmir nuevos, debido a la demanda no dan abasto, los servers están saturados. Además, por lo tanto, una casilla sola, nena, y dejate de romper las pelotas, es lo que hay, tratá de ser feliz, si te violan, relajate y gozá. ¿Cómo que no funcionaba el OutLook? No le iba a decir ahora que el personal especializado que había concurrido en vivo y en directo no se lo había configurado, bueno, está bien, qué le vamos a hacer, ¿sabe algo de esto?, tiene el equipo encendido, corrra el OutLook, vaya a herramientas, Cuentas, Correo, no se ponga así, señora, se va a hacer mal a sí misma en forma innecesaria.

No tardó mucho. Pero terminó mal. En la sesión siguiente, al analista le dijo que no podía decir a su edad, haberse sentido cogida, no en el sentido real, sino psicológica, pero que nunca se había sentido cogida como ahora ni la habían cogido de tal forma, y que si le había pedido urgente la entrevista era porque del fondo del alma, cuando por fin corrió el OutLook y pudo ensayar tirar el primer emilio con la banda ancha, lo único que se le ocurrió como encabezamiento fue:

Señor Juez, dos puntos...

-¿Me entiende, doctor, lo que le quiero decir? -y lloraba, lloraba sin consuelo, como una criatura, si lo único que le faltaba era hacer pucherito, la puta madre, yo me quiero volver con mi mamá...

Todavía le faltaba los galopes de gusano de la recepción, las caídas de pronto, sí es toda la zona estamos reparando a la brevedá le devolvemos el servicio, todo por la sobreventa de los servers zonales.

Pero hay que ser piadoso con todo lo boludo que es ya el ser humano de por sí y encima los AMIs tienen computadoras & Co.

[N. de la R.] En la columna de la derecha el índice recoge sólo diez entradas. Para verlo completo déle un clic al último y así de cada diez, para ver todo completo. Bueno, sí, tenés razón. Pero, ¿dónde hay algo realmente gratis ahora?